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El agua es un ingrediente esencial en la elaboración de cualquier bebida. Más allá de ser simplemente un solvente, su composición química influye profundamente en el sabor, textura, estabilidad y calidad final del producto. Veamos cómo impacta específicamente en bebidas populares como licores, vermut, gin e hidromiel.
¿Qué aspectos químicos del agua influyen en tus bebidas?
Para entender la influencia del agua, debemos considerar principalmente:
Dureza del agua: relacionada con el contenido de minerales como calcio y magnesio.
Alcalinidad: capacidad del agua para neutralizar ácidos, generalmente relacionada con la presencia de bicarbonatos, carbonatos e hidróxidos.
pH: afecta directamente el equilibrio químico, extracción de sabores, estabilidad y vida útil.
Mineralidad (iones disueltos): sodio, potasio, cloro, sulfatos, entre otros, que pueden realzar o alterar sabores específicos.
1. Química del agua en licores
Los licores son bebidas alcohólicas endulzadas que generalmente buscan perfiles de sabor definidos y suaves.
2. Química del agua en vermut
El vermut, un vino aromatizado y fortificado con hierbas y especias, es altamente sensible a la calidad del agua.
Una elevada concentración de cloruros o sulfatos puede desequilibrar el perfil aromático.
La alcalinidad (bicarbonatos) puede impactar la percepción de acidez y frescura en boca.
Consejo práctico: Utiliza agua neutra con niveles medios-bajos de minerales disueltos (100-150 mg/L) y baja alcalinidad, favoreciendo un equilibrio que resalte botánicos sin restar protagonismo al vino base.
2. Química del agua en gin
El gin destaca por la claridad y frescura de sus botánicos. El agua en este caso impacta principalmente en la extracción y estabilidad aromática.
Dureza alta: intensifica sabores minerales y astringentes, opacando los matices cítricos y florales del gin.
Alcalinidad alta: puede reducir la frescura y brillantez del perfil de sabor, especialmente afectando la percepción de notas cítricas y botánicos delicados.
El pH elevado puede atenuar la expresión de botánicos delicados como el enebro, cítricos o especias sutiles.
Consejo práctico: Selecciona agua ligeramente ácida o neutra (pH 6-7), con baja concentración mineral (menos de 100 mg/L) y alcalinidad baja, potenciando la frescura y claridad sensorial.
4. Química del agua en hidromiel
La hidromiel, fermentada a partir de miel y agua, depende críticamente del balance mineral para nutrir adecuadamente a la levadura.
El exceso de minerales (especialmente calcio y magnesio) puede resultar en sabores metálicos, turbidez o fermentaciones lentas.
Alcalinidad alta: puede afectar negativamente la fermentación, alterando el pH y dificultando la actividad óptima de la levadura.
Una carencia total de minerales esenciales puede limitar la salud de las levaduras, dificultando la fermentación y generando aromas no deseados.
Consejo práctico: Usa agua filtrada con un contenido equilibrado de minerales (~50-150 mg/L), y, si es necesario, complementa con nutrientes específicos para la levadura, asegurando fermentaciones saludables y sabores limpios.
Métodos para ajustar y mejorar la química del agua
1. Eliminar cloro y cloraminas
Reposo: Dejar reposar agua durante 24 horas en recipientes abiertos elimina el cloro (no eficaz contra cloraminas).
Metabisulfito de potasio: Agrega aproximadamente entre 0.05 y 0.1 gramos por cada 10 litros de agua para eliminar cloro y cloraminas. Disolver en agua, mezclar bien y dejar reposar unos minutos.
Filtros de carbón activado: Sistema eficaz y simple que remueve cloro y cloraminas.
2. Reducir la dureza del agua
Dilución: Mezcla agua dura con agua destilada o desmineralizada para ajustar a la dureza deseada.
Ablandadores con resinas intercambiadoras de iones: Método eficiente y sencillo.
Ósmosis inversa: Produce agua casi sin minerales, requiriendo remineralización posterior.
3. Reducir la alcalinidad del agua
Dilución: Mezcla agua de alta alcalinidad con agua de osmosis inversa o destilada.
Uso de ácidos:Para neutralizar 50ppm de alcalinidad en 10 litros de agua se puede utilizarÁcido cítrico al 50% - 1,39 ml Ácido fosfórico al 75% - 0,73 ml Ácido láctico al 88% - 1,17 ml
Anexo 1: ¿Qué es exactamente la dureza del agua?
La dureza del agua es una medida del contenido total de ciertos minerales, principalmente calcio y magnesio. Estos minerales llegan al agua por contacto con rocas y sedimentos durante su recorrido natural en el suelo. Dependiendo de la concentración de estos minerales, el agua puede clasificarse como:
Agua blanda: menos de 50 mg/L de carbonato de calcio.
Moderadamente dura: entre 50 y 150 mg/L de carbonato de calcio.
Agua dura: entre 150 y 300 mg/L de carbonato de calcio.
Agua muy dura: más de 300 mg/L de carbonato de calcio.
La dureza afecta significativamente el sabor, la estabilidad química y la apariencia visual de tus bebidas.
¿Cómo identificar la dureza en análisis físico-químicos?
La dureza generalmente se indica como:
Anexo 2: ¿Qué es exactamente la alcalinidad del agua?
La alcalinidad del agua es la capacidad del agua para neutralizar ácidos, generalmente relacionada con la presencia de bicarbonatos, carbonatos e hidróxidos.
La alcalinidad afecta directamente el pH del agua y, por ende, influye en la extracción de sabores, en la fermentación y en la estabilidad química general de las bebidas elaboradas.
¿Cómo identificar la alcalinidad en análisis físico-químicos?
La alcalinidad se expresa generalmente como:
Alcalinidad Total (expresada como mg/L de CaCO₃)
Alcalinidad de bicarbonatos (HCO₃⁻)
Alcalinidad de carbonatos (CO₃²⁻)
Clasificación general de la alcalinidad:
Alcalinidad baja: menos de 50 mg/L como CaCO₃
Alcalinidad media: entre 50 y 150 mg/L como CaCO₃
Alcalinidad alta: más de 150 mg/L como CaCO₃
Comprender estos valores es fundamental para ajustar adecuadamente la química del agua según las necesidades específicas de tus bebidas.
Conclusión general sobre la química del agua en bebidas
La calidad y composición química del agua no son simplemente detalles secundarios en la producción de bebidas; son elementos clave para alcanzar resultados consistentes y sabores excepcionales. Conocer el perfil químico ideal del agua para cada bebida permite al productor artesanal lograr matices definidos, mayor estabilidad y, en definitiva, productos superiores.